La pareja se casó ante 600 personas, entre ellas miembros de la familia real británica y celebridades. Desde ahora serán llamados duques de Sussex. El príncipe Harry de Inglaterra y la actriz estadounidense Meghan Markle, desde hoy duques de Sussex, se casaron este sábado en Windsor, en una iglesia de San Jorge llena de celebridades, decenas de miles de personas en las calles y millones ante sus televisores en todo el mundo.
La reina permaneció impasible y los novios estuvieron sonrientes y tranquilos, al menos en apariencia. l acabar la ceremonia, los recién casados se besaron en las escaleras de la iglesia, en el momento más celebrado de un día que unió al país en plena crisis existencial por el Brexit.
"Fue maravilloso, me gustó todo", explicó a la AFP la británica Elizabeth Chambers, haciendo hincapié en que el enlace del sexto en la línea de sucesión al trono fue "más natural" que anteriores bodas reales.
La ceremonia concluyó con el "God Save the Queen" (Dios salve a la reina), el himno británico que la novia estadounidense cantó, como hicieron las miles y miles de personas congregadas en las calles.
Luego, la pareja recorrió las calles de Windsor en una carroza Ascot tirada por cuatro caballos grises, como manda la tradición en la familia real.
La novedad del almuerzo fue que los platos principales se sirvieron en grandes boles, una moda venida de Asia y adoptada por jóvenes aficionados a la gastronomía como Meghan Markle.
El cantante Elton John tocó para los invitados. Tras la misa en la Capilla de San Jorge y un almuerzo, se pudo ver a la pareja dirigiéndose en un descapotable, conducido por Harry, rumbo a la casa real Frogmore House para una exclusiva recepción nocturna para 200 invitados. La recepción se podría extender hasta altas horas antes de que ambos se retiren a sus aposentos en los amplios terrenos del castillo.
"Mi niña está hermosa", dijo el padre de la novia a la web estadounidense TMZ. Thomas Markle, que vive en México, no viajó por problemas de salud pero también al sentirse avergonzado por haberse prestado a posar para unos paparazzi.
Harry de Inglaterra vistió el uniforme de gala militar de su regimiento de caballería, el Blues and Royals, y llegó a pie a la iglesia acompañado de su hermano Guillermo, su padrino de boda.
Elton John, la presentadora de televisión Oprah Winfrey, los actores George Clooney e Idriss Elba, el exfutbolista David Beckham, la tenista Serena Williams o las exnovias de Harry Chelsy Davy y Cressida Bonas, estaban entre los 600 invitados a este templo, tumba de reyes y escenario este sábado de su decimosexta boda real desde 1863.
El mismo día de la boda, Isabel II nombró a Harry duque de Sussex, conde de Dumbarton y barón de Kilkeel, respectivamente, un titulo nobiliario inglés, otro escocés y el tercero norirlandés, como manda la tradición.
En las calles de todo el país se organizaron fiestas vecinales, al amparo del buen tiempo, y el día acabará bien regado por la muy graciosa concesión de permitir que los pubs cierren más tarde que lo habitual.
Atrás quedaron los tiempos en que una divorciada estadounidense -Wallis Simpson, cuya boda con Eduardo VIII le obligó a abdicar en 1936 después de un breve reinado de 11 meses- podía hacer temblar los cimientos de una institución que ha presidido la vida del país desde la noche de los tiempos, con una breve interrupción en el siglo XVII.
Markle es la primera mulata de la familia real que se recuerda, acercando más que nunca el palacio de Buckingham a los barrios jamaicanos de Londres, donde el enlace también se siguió con interés.
Desaparecido el Imperio, con el Brexit en el horizonte, y un gobierno británico que suscita pocas simpatías en el mundo, Isabel II y su clan están ahí para que el país mantenga la frente alta, como demostraron las miles de personas de todo el mundo, y en particular de las antiguas colonias, que viajaron hasta Windsor y cuyas banderas se mezclaron con las Union Jacks.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos alegra que nos visites gracias Gracias, por sus comentarios