Los dominicanos salen a las calles y las carreteras temerosos, angustiados. El caos en el tránsito vehicular constituye uno de los principales problemas de seguridad pública, porque cobra más vidas y provoca más mutilaciones que la ola de criminalidad que azota al país.
En las ciudades, el manejo temerario, los vehículos estacionados en las aceras, conductores que doblan a la izquierda en lugares no permitidos por la Ley de Tránsito, el constante irrespeto de la luz roja, son violaciones que ocurren cada segundo en las calles y las avenidas, ante la mirada indiferente de los agentes encargado del ordenar el tránsito.
También, conducen hablando por el teléfono celular y con los niños sentados en el asiento delantero.
En las carreteras, donde la vigilancia policial es casi nula, la falta de señalización, el mal estado de muchas autopistas, los rebases temerarios y las altas velocidades en lugares no permitidos ponen en un hilo la vida de conductores y pasajeros.
Las infracciones la cometen obreros, profesionales, catedráticos universitarios, empleados y funcionarios privados, sin importar la clase social, grado profesional o la posición económica.
La frecuencia de los accidentes de tránsito provoca que las emergencias de los hospitales vivan llenas de pacientes y que la inversión del Estado en Salud Pública curativa se dispare significativamente cada año.
La Ley de Tránsito permite a los conductores doblar a la derecha cuando la luz del semáforo está en rojo. Los imprudentes han cambiado este mandato y se ha generalizado doblar en ambas direcciones con el peligro que esa acción temeraria supone.
Hasta hace un tiempo, sólo cometía la osadía de transitar en vía contraria los conductores de mocicletas, pero esa peligrosa acción se ha generalizado en automovilistas inescrupulosos e inconscientes, para los cuales la vida no tiene ningún valor.
La situación está obligando a los conductores responsables a detenerse ante la luz verde de los semóforos para esperar que los violadores de la Ley cometan sus imprudencias sin que sus vidas corran peligro.
Son pocos los conductores que respetan las líneas blancas para peatones.
Los choferes de autobuses y minibuses del transporte urbano e interurbano constituyen un dolor de cabeza en el tránsito en las principales ciudades.
La agresividad con que se movilizan y el irrespeto a los demás conductores provocan múltiples accidentes, con traumas y pérdidas de vidas de pasajeros.
Pero además, dejan los pasajeros en cualquier lugar de la vía, hasta debajo de los semáforos, sin importar que estén rojo, verde o amarillo.
Los accidentes que afectan pasajeros son frecuentes, porque los conductores los desmontan con el vehículo en marcha o estacionado de una manera imprudente.
Los taxistas constituyen otra traba en el desenvolvimiento del tránsito vehicular de las ciudades. La generalidad estaciona sus vehículos sobre las aceras, áreas verdes o en las entradas de las viviendas.
Otro grave problema de tránsito lo constituye la cantidad de conductores de motocicletas que circulan sin cascos protector, licencia de conducir, luces, o lo hacen en vía contraria, encima de las aceras y violando la disposición de no usar los túneles y los elevados.
La circulación de motociclitas en las calles es aterradora, principalmente, por la imprudencia de transportar varias personas al mismo tiempo, así como por la alta velocidad con la que transitan.
Los mensajeros motorizados de restaurantes, colmados y pizzerías mantienen en zozobra a los conductores de automóviles, autobuses y minibuses, por la manera “alegre” con que cometen múltiples imprudencias que ponen peligro vidas humanas.
Los paliativos al problemas, consistente en obligar a los conductores a usar el cinturón de seguridad y prohibir conducir hablando por el celular no han surtido mucho efecto, porque los accidentes de tránsito siguen creciendo cada año, en todas las provincias.
Especialistas en el tema sugieron una campaña masiva, a través de los medios de comunicación, para educar a la población sobre el respeto a la Ley de Tránsito.
UN APUNTE
Víctimas
Los accidentes de tránsitos siguen causando sufrimientos a las familias de las víctimas, así como la inversión de cuantiosos recursos estatales en atenciones médicas. Por cada víctima de un accidente hay familiares, amigos y comunidades que deben afrontar las consecuencias físicas, psicológicas y económicas de la muerte, los traumatismos o la discapacidad de un ser querido.
Las autoridades han tratado de revertir esa situación obligando a los conductores a usar el cintorón de seguridad y prohibiendo el uso de celulares cuando se conduce, pero los accidentes siguen creciendo cada año, convirtiéndose en una de las principales causas de muertes en el país.
a pesar de los esfuerzos en campañas de educación y las medidas represivas contenidas en la Ley de Tránsito.
EL DATO
Errores humanos
En República Dominicana, el 90% de los accidentes viales son provocados por errores humanos, razón por la que hace tres años fue sometido al Congreso un proyecto de ley tendente a regular esa situación con una nueva legislación sobre la materia.fuente:
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