Lewis, de 41 años, murió a las 21.13 hora local (01.13 GMT del viernes), minutos después de la hora de ejecución prevista, tras pasar su último día en una celda sin ventanas, vigilada exclusivamente por mujeres y tras reunirse con sus abogados, su hijo, su hija y su nieto de un año.
Una cena alta en calorías, compuesta por dos pechugas de pollo fritas, guisantes con mantequilla, soda “Dr. Pepper” y tarta de chocolate alemana y pastel de manzana, fue su última voluntad, según los funcionarios de la prisión. Lewis se encontraba en el corredor de la muerte desde 2003, cuando se declaró culpable de haber ordenado a dos hombres, uno de ellos su amante, que asesinaran a su marido y su hijastro, Julian y Charles Lewis, en 2002. Sus abogados mantuvieron hasta el último momento que su coeficiente intelectual, de 72, rozaba el límite legal del retraso mental, situado en 70.
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Pedían indulto
Las casi 4,000 peticiones de indulto que llegaron a la oficina del gobernador de Virginia, Robert McDonnell, procedentes en su mayoría de grupos de salud mental, pero también de representantes de la Unión Europea e incluso del escritor John Grisham, no impidieron que el político rechazara revisar su condena.
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