Sobrevivientes del incendio le contaron a la policía estatal que un grupo ingresó en el local, los atacantes le gritaron a los clientes que salieran del lugar, pero el temor hizo que las personas huyeran al fondo del edificio. El comando comenzó a rociar el local con gasolina y después le prendieron fuego.
Según el director de Protección Civil de Nuevo León, Jorge Camacho, la mayoría de las víctimas del incendio murió intoxicada por el humo en oficinas y baños del casino. Ángel Flores, comandante de la Cruz Verde, informó que varios de los fallecidos tenían en sus manos celulares con los que intentaron pedir ayuda. Siete personas murieron calcinadas.
Ante la tragedia, Calderón declaró tres días de luto nacional. En un mensaje a los medios, desde la residencia presidencial antes de viajar a Monterrey, Calderón calificó el ataque como “verdaderos terroristas que han rebasado todos los límites” y arremetió contra EE.UU. por considerar que no hace lo suficiente para reducir su consumo de drogas ni detener el tráfico de armas.
El presidente de EE.UU., Barack Obama, mediante un comunicado condenó el ataque y lo calificó de “bárbaro” y “reprobable”. No hizo alusión alguna a las críticas de su homólogo mexicano.
El procurador general de Justicia de Nuevo León, Adrián de la Garza, declaró que los responsables del hecho al parecer son narcotraficantes que extorsionan con frecuencia a los negocios y los atacan o incendian cuando se niegan a pagar.
La Procuraduría General de la República (PGR) ofreció US$2.4 millones, de recompensa a quien dé información sobre el ataque. La PGR interroga a testigos y busca a los propietarios del negocio, que no contaba con permisos para operar. (Fuentes: AP, DPA, EL PAÍS, diarios mexicanos El Universal y la Jornada
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