La desclasificación de documentos y la reciente creación de una comisión formada por cuatro prestigiosos historiadores para estudiar el pasado nazi del BND reflejan la voluntad de su presidente, Ernst Uhrlau, de arrojar luz sobre el funcionamiento del espionaje de la Alemania federal tras la II Guerra Mundial.
Los archivos del espionaje federal confirman que los servicios secretos ocultaron el paradero de muchos criminales nazis huidos de la justicia, muchos de ellos a Latinoamérica, para convertirlos en algunos casos en sus agentes.
El semanario “Der Spiegel” publicaba recientemente que Walther Rauff, coordinador y responsable de unidades móviles de cámaras de gas desarrolladas por él mismo en la Alemania nazi, colaboró entre 1958 y 1962 con el BND cuando residía en Chile para espiar al líder cubano Fidel Castro. A pesar de conocer perfectamente el pasado de Rauff, reclamado por la justicia germana por la muerte de unos 98.000 prisioneros durante el nazismo, el espionaje federal no dudó en requerir sus servicios.
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