Volverá a competir con su compañera de generación y de divismo durante los ochenta, Glenn Close, que se las prometía felices con su papel de hombre en “Albert Nobbs”, pero que parece condenada a empatar con Deborah Kerr como la actriz más perdedora de la historia de los Óscar, con seis infructuosas nominaciones. Menos preocupado se ve a Woody Allen, quien consigue su decimoquinta nominación como guionista, todo un récord gracias a “Midnight in Paris”, aunque parece improbable que el genio neoyorquino rompa su hábito de no asistir a la ceremonia -sólo acudió a la de 2002 y como homenaje a Nueva York tras los atentados del 11S-.
Como siempre, hay que reseñar grandes ausencias: Clint Eastwood no aparece con su ambicioso y clásico biopic “J.Edgar”, con la que Leonardo DiCaprio se vuelve a quedar en la cuneta, y dos actores omnipresentes en las carteleras de 2011 con títulos más que notables, Michael Fassbender y Ryan Gosling, han sido ninguneados.
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