En el lugar, a 40 kilómetros al este de la ciudad norteña de Copiapó, en pleno desierto de Atacama, los mineros se encontraron con la sorpresa de que una veintena de los otros obreros que trabajaban en la misma veta, reclamaban el pago de sus sueldos.
En los instantes en que se iniciaba la misa de acción de gracias organizada por las autoridades de la zona y familiares de los mineros rescatados, los manifestantes sacaron pancartas y amenazaron con tomar el campamento Esperanza.
“Piñera para el show”, “70 días sin trabajo y sin dinero”, “Refugio Esperanza, los desamparados”, “San Esteban (el nombre de la Compañía dueña de la veta), no somos 33, somos 300”, se podía leer en algunos de los carteles que portaban los mineros que tras el derrumbe en el yacimiento San José se quedaron sin trabajo.
La dirigente sindical, Evelyn Olmos, se mostró muy molesta al señalar que “Se nos excluye hasta para entrar a una misa. No es digno”, añadió
Otro dirigente del sindicato y presidente de la Central Unitaria del Trabajo provincial, Javier Castillo, recordó que el 10 de agosto, cinco días después del derrumbe y cuando se desconocía el estado de los mineros atrapados “hubo voluntad para hacer una misa para todos”.
“Hoy, cuando fueron rescatados con vida y cuando el rescate se transforma en un negocio, blindan la misa. “Es fuerte, es doloroso, son nuestros compañeros”, dijo Castillo.
Jimmy Sánchez, de 19 años, el minero más joven de los rescatados, fue uno de los que abandonó por un momento el oficio religioso para hablar con sus ex compañeros de faena, a quienes prometió ayuda.
La misa de acción de gracia , que se llevó a cabo en un lugar apartado de los periodistas y de las personas que no correspondían a familiares de los 33 de Atacama, estuvo a cargo del obispo de Valparaíso, monseñor Gonzalo Duarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos alegra que nos visites gracias Gracias, por sus comentarios