“Cuba está estrechamente vinculada a la ABT. Alicia Alonso ha dicho que en su corazón ella nunca abandonó el ABT. Puedo decir que en nuestros corazones Alicia siempre está con nosotros”, dijo durante la gala el miércoles por la noche Kevin McKenzie, director artístico de la agrupación estadounidense.
Ante unas 5.000 personas que abarrotaban el teatro Karl Marx, casi una decena de primeros bailarines del ABT mostraron su arte y recibieron el reconocimiento del público, que hizo hasta lo imposible para conseguir entradas para alguna de las dos funciones, miércoles o jueves.
Al terminar, la propia Alonso subió al escenario para saludar. La diva cumplirá 90 años en diciembre.
La presentación del ABT es uno de los platos fuertes del 22 Festival Internacional del Ballet de La Habana.
La última vez que la agrupación viajó a Cuba fue en abril de 1960 y además del prestigio que la acompaña tiene un valor excepcional para Alonso, pues allí se hizo mundialmente famosa entre la década de 1940 y 1950. Ella misma fue una de las fundadoras del ABT y en su seno estrenó muchas de las coreografías que la lanzaron al estrellato.
McKenzie recordó que en junio el ABT presentó una gala especial en su sede de Nueva York para rendir homenaje la prima ballerina assoluta cubana.
La función contó con la interpretación de “temas y variaciones” de Ilyitch Tchaikovsky y George Balanchine _creado especialmente para la Alonso cuando formaba parte del ABT a finales de lo 40_, “Siete Sonatas” de Domenico Scarlatti y Alexei Ratmansky, y “Fancy Free”, con música de Leonard Bernstein y coreografía de Jerome Robbins.
Los cubanos José Manuel Carreño y Xiomara Reyes, fueron saludados de pie por el público.
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