Rangún.-La disidente birmana Aung San Suu Kyi volvió ayer a la arena política, tras siete años de ausencia, con un llamado a la unidad de las fuerzas democráticas de Birmania, en un discurso pronunciado en la sede de su partido al día siguiente de su liberación.Al dirigirse a sus compañeros de la Liga Nacional para la Democracia (LND) y a miles de seguidores reunidos para ver cómo asumía de nuevo el liderazgo contra el régimen militar, Suu Kyi reivindicó su lugar en el tablero político.
“Quiero trabajar con todas las fuerzas democráticas”, declaró la también premio Nobel de la Paz.
“No guardo ningún rencor a aquellos que me detuvieron. Creo en los derechos humanos y en el imperio de la ley”, afirmó la opositora, ataviada con un vestido tradicional azul marino.
“La democracia es la libertad de expresión. Necesito la energía del pueblo. Quiero oír la voz del pueblo y, luego, decidiremos lo que queremos hacer”, insistió Suu Kyi.
Los birmanos salieron a la calle en masa por primera vez desde que los militares aplastaron la revuelta liderada por los monjes budistas en 2007, dejando a un lado el miedo.
Suu Kyi pasó los últimos años de detención en su vivienda familiar de Rangún, sin teléfono, comunicación por Internet o visitas no autorizadas. Suu Kyi quedó en libertad sin haber cedido a una sola de las demandas de la dictadura militar. AFP
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