El poderoso ejército paquistaní sufre un nuevo revés en el peor momento, en el centro de una de sus instalaciones sensibles en la ciudad más grandes de la única potencia militar nuclear del mundo musulmán. El ejército está en efecto cuestionado por Washington, que se extraña que el jefe de Al Qaida haya podido vivir durante años tranquilamente en una ciudad de guarnición, y por una opinión pública profundamente anti-estadounidense que se pregunta cómo un comando norteamericano pudo penetrar impunemente al país para eliminar a Bin Laden.
Diez a 15 "terroristas", según los militares, 15 a 20 kamikazes según los talibanes, aprovecharon de la obscuridad el domingo a eso de las 23H00, para penetrar a la base aeronaval de Mehran, en la capital económica paquistaní, de 16 millones de habitantes.
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