"En cuanto al espíritu, todo sigue igual, pero se ha sosegado un poco, pasada la euforia del principio", señaló Pablo Prieto, uno de los portavoces del movimiento.
A pesar de que el campamento urbano instalado en la emblemática plaza madrileña sigue ampliándose, las concentraciones diarias que congregan a miles o decenas de miles de personas desde hace una semana empiezan a ser menos numerosas. "Podemos trabajar mejor, estructurarnos más para que el movimiento siga aunque no esté ya la acampada", sugiere este biólogo desempleado desde hace cinco meses.
En la Puerta del Sol, el campamento mantenía su organización, con sus puestos de alimentación, enfermería y guardería, entre otros.
El movimiento decidió que mantendrá el campamento hasta al menos el domingo, y para después "no hemos decidido nada todavía", según Pablo Prieto.
"La idea es crear asambleas en los barrios para difundir nuestras propuestas para una democracia más justa", explicó. Los "indignados" prevén organizar el sábado asambleas en los barrios de Madrid y decidir el domingo si continuarán el movimiento, que reclama un sistema político y económico más justo y no congrega sólo a jóvenes sino a desempleados, jubilados y otros afectados por la crisis.
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