Nadal estuvo contra las cuerdas, pero al final resurgió para vencer al gigante de Greensboro (Carolina del Norte) 2,06 metros después cuatro horas y un minuto, para vencerle por 6-4, 6-7 (2), 6-7 (2), 6-2 y 6-4 al tercer punto de partido, y alcanzar la segunda ronda de la forma más sufrida que él mismo pueda recordar.
Tras ganar el último punto, "Rafa" explotó y gritó con fuerza para quitarse toda la presión de un partido que jamás soñó y que resultó una pesadilla para él. Fue tanta la tensión vivida, que incluso se la contagió a su tío y entrenador Toni, casi siempre inalterable, que desde la grada le gritaba incesantemente: "¡vamos, vamos!" con los puños cerrados. "Ha sido muy difícil si, ha sido un rival muy duro, y su saque es casi imparable", dijo Nadal sobre la pista, "él ha hecho un gran partido y le deseo lo mejor para el resto de la sesión", añadió sobre Isner.
"Ha sido un partido muy cerrado, con mucha presión, y en los desempates estaba muy nervioso", reconoció Nadal, "pero esta victoria es importante”.
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