“Haití primero, Haití siempre (...)”, exclamó el 56 presidente haitiano al cerrar un discurso de investidura que fue, sobre todo, un llamamiento a la confianza en él y a la superación del pueblo.
En su mensaje, además, anunció que trabajará por la seguridad, indispensable para lograr progreso y bienestar. “Para tener empleo hay que tener seguridad”, aseveró.
Por eso pidió el fin de los secuestros y advirtió a los delincuentes que “la justicia les va a castigar". “Basta de violencia, basta de injusticia”, expresó el mandatario, quien renovó su “confianza” en las autoridades policiales y judiciales y prometió el restablecimiento del Estado de derecho. La investidura de Martelly abre una nueva etapa en la historia de Haití, pues representa la llegada al poder de un político que se define a si mismo como ajeno al sistema vigente hasta ahora, que quiere acabar con la desidia de Gobiernos anteriores y aportar soluciones reales a los problemas. “Vamos a cambiar Haití. Vamos a rehacer este país”, declaró con firmeza el nuevo presidente, interrumpido en varios momentos de su discurso por las ovaciones de las miles de personas congregadas en las inmediaciones para presenciar la ceremonia. Michel Martelly, que ganó popularidad como ídolo del compás, un ritmo musical muy popular en el país antillano, aseguró hoy que gobernará “para todos” y se comprometió a mejorar la educación por medio de la escolaridad obligatoria. “Así es como Haití puede salir de la miseria”, apostilló el mandatario, de 50 años.
La investidura fue una larga ceremonia que comenzó en un salón habilitado en los alrededores del parlamento haitiano, donde “Sweet Micky”, como se conoce a Martelly en el mundo musical, juró “respetar y hacer respetar los derechos del pueblo haitiano". Allí le fue impuesta la banda presidencial, previamente cedida por Préval, a quien su sucesor se refirió después como un hombre que, como otros presidentes anteriores, “escribió una página de la historia". La ceremonia fue presenciada también por varios miles de personas que se agolparon junto a la valla del palacio para aclamar y ovacionar a su nuevo gobernante. Entre los invitados al acto estaban los presidentes Leonel Fernández, de República Dominicana, y Porfirio Lobo, de Honduras, así como el expresidente de Estados Unidos Bill Clinton. Tras los actos celebrados junto al parlamento y en el Palacio Nacional, el nuevo presidente y los invitados se trasladaron al Centro de Convenciones del Caribe, donde se celebró el almuerzo oficial de la investidura, que pone fin a las actividades oficiales.
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Palacio en ruinas
Tras rendir homenaje a los héroes de la patria con una ofrenda floral en el museo del Panteón Nacional, los actos continuaron frente al Palacio Nacional, edificio que quedó semiderruido en el terremoto de 2010 y que simboliza la destrucción causada por aquella catástrofe, en la que murieron más de 300.000 personas. Allí, frente a uno de los multitudinarios campamentos de desplazados, donde miles de personas habitan en condiciones infrahumanas, las autoridades dispusieron para la ocasión una tribuna y cuatro gradas para que los invitados y representantes de delegaciones internacionales pudieran ver el acto. La ceremonia fue presenciada también por varios miles de personas que se agolparon junto a la valla del palacio.
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