“La anterior visita (de Juan Pablo II) quitó muchas maneras de ver lo que éramos (los prejuicios) por parte de los de afuera de la iglesia, con esta, el diálogo se va a hacer más amplio”, expresó entusiasmado a la AP Felipe Díaz, un laico comprometido que trabaja en la Catedral de La Habana. Las relaciones entre los católicos y las autoridades transitaron desde la ruptura a comienzo de los 60, cuando la revolución expulsó sacerdotes y se presionó a los religiosos, hasta una normalización --aunque con algunas limitaciones-- prácticamente inaugurada con la gira de Juan Pablo II.
El viernes por la noche, el presidente Raúl Castro anunció el indulto a más de 2.900 presos, la mayoría comunes, como un gesto humanitario, entre otras cosas en saludo a la gira del Pontífice y por el aniversario de la Virgen de la Caridad. La visita puede ser vista también como una recompensa al acercamiento iniciado en 2010 y continuado en 2011, cuando las gestiones del cardenal Jaime Ortega logró la liberación disidentes presos. Los cubanos elevaron sus oraciones esta Navidad para que la salud acompañe al Pontífice de 84 años y pueda llegar a Cuba tal como lo anunció.
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