"Estas dudas sobre Siria envían un mensaje equivocado al régimen", se indigna Nadim Shehadi, investigador del grupo de reflexión británico Chatham House, para quien el número de muertos a manos de las fuerzas del régimen --casi 400 desde el 15 de marzo-- seguirá aumentando sin una reacción contundente de la comunidad internacional. No fue hasta que Al Asad envió al ejército a la ciudad sureña de Deraa, provocando solamente el lunes la muerte de 25 personas, que Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia empezaron a pedir sanciones contra Damasco.
Washington afirmó estudiar "sanciones selectivas" contra las autoridades de Siria, al tiempo que París exigió medidas "fuertes" de la ONU y la UE y Londres aseguró que examina con sus socios europeos acciones "suplementarias". En este sentido, los embajadores de los 27 países miembros de la Unión Europea (UE) en Bruselas prevén reunirse rápidamente, según fuentes diplomáticas en la capital belga. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, aseguró el martes que no debía haber ningún trato de diferencia entre Siria y Libia, cuyo líder, el coronel Muamar Gadafi, la comunidad internacional espera ver partir después de casi dos meses de represión de protestas y de tratar de aplastar a los rebeldes. Sarkozy aseguró por otro lado que no habrá ninguna intervención militar en Siria sin una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, algo que "no es fácil de obtener".
París impulsó el texto que el órgano aprobó el 17 de marzo para intervenir en Libia mediante una campaña aérea que ahora lidera la OTAN.
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