El peruano Reyes Amisufuén Tello, de 32 años, que fue detenido en mayo de 2007 con poco más de un kilo de cocaína, es uno de entre el total de 68 reos que en 2009 fueron condenados a la pena capital por un tribunal de Malasia,
Esa cifra de personas condenadas a morir en el patíbulo casi se duplicó el pasado año a raíz de que el Alto Tribunal de Kuala Lumpur, que es el único competente en casos en los que fiscalía pide la máxima pena, dictara nada menos que 114 condenas capitales, según los datos facilitados por el Ministerio del Interior.
"Esto significa que cada semana se le comunica a alguien que será colgado hasta que muera", apunta un activista de la representación que Amnistía Internacional (AI) tiene en Malasia.
La mayor parte de los condenados a muerte pasan por el presidio de Sungai Buloh, situado a las afueras de Kuala Lumpur y adonde la semana pasada fueron trasladados Luis Alfonso de 47 años, José Regino, de 36 años, y Simón González Villarreal, de 33 años, tres hermanos mexicanos sobre quienes se cierne la pena capital.
Los tres hermanos fueron detenidos en marzo de 2008 en una nave industrial de la ciudad de Johor Baru, en la que la policía encontró supuesto material para la fabricación de metanfetaminas, precursores químicos y cerca de 29 kilos de esa droga.
El Alto Tribunal ha citado a los tres hermanos los días 27 y 28 de abril para que expongan por medio de su abogado Kitson Foong, el argumento de en su defensa, confirmó el letrado de los acusados.
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