El escolta angelino fue el máximo anotador de los suyos con 19 puntos, ayudado por los 18 puntos y 10 rebotes de Andrew Bynum y los 16 tantos, ocho rebotes y cuatro asistencias de Pau Gasol. Por los Hornets destacaron Chris Paul, con 20 puntos y 12 asistencias, y Trevor Ariza, con 22 tantos.
Bryant, inoperante en el primer periodo, levantó a los suyos con una serie de jugadas estratosféricas al final del segundo cuarto que insuflaron la energía necesaria al resto del equipo, con una cara muy distinta desde esa espectacular puesta en escena.
La cojera del 24 californiano y su inoperancia defensiva resultaron decisivas de inicio ya que permitieron a Ariza arrancar con 10 puntos sin fallo, mientras los angelinos volcaban el ataque en sus torres, con especial protagonismo para un activo Bynum, y disfrutaban de la aportación exterior de Derek Fisher y Ron Artest con sendos triples (14-11).
La segunda falta de Ariza en seis minutos parecía una buena señal para los californianos, pero Paul tomó rápidamente el mando del partido, repartió hasta ocho asistencias en el primer cuarto y alimentó de balones a un acertado Marco Belinelli para disparar a los suyos al término del primer cuarto (23-32).
A los Lakers les faltaba acierto en el tiro (todo lo contrario que a su rival, con 13/16 en lanzamientos), pero sobre todo intensidad y energía en defensa, ingredientes que sí aportaron reservas como Lamar Odom, Shannon Brown y Matt Barnes, claves en el resurgir de los de Phil Jackson con un parcial de 10-0 (33-32).
En el bando contrario y una vez contenida la sangría de Paul, Willie Green y Ariza no cesaron de martillear el aro californiano y precisamente un dos más uno del ex alero de los Lakers dio lugar a la metamorfosis de Bryant.
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