"Que en Libia la diplomacia y el diálogo ocupen el lugar de las armas", clamó el Papa antes de impartir su bendición "Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo), ante más de 100,000 fieles congregados en la plaza de San Pedro.
En su mensaje, el pontífice pidió que "la paz y la dignidad humana venzan a las tinieblas de la división, del odio y la violencia" en Oriente Medio y reclamó "solidaridad" para los inmigrantes y refugiados africanos.
"Que llegue la solidaridad de todos a los numerosos prófugos y refugiados que provienen de diversos países africanos y se han visto obligados a dejar sus afectos más entrañables", exhortó.
"Que los hombres de buena voluntad se vean iluminados y abran el corazón a la acogida, para que de manera solidaria y concertada se puedan aliviar las necesidades urgentes de tantos hermanos", dijo.
Vestido con hábitos litúrgicos dorados, en señal de fiesta, el Papa encabezó ante cardenales y obispos la misa del domingo de Pascua en una plaza adornada con más de 400,000 flores y en un día soleado.
El pontífice, que acaba de festejar seis años de pontificado y 84 de edad, parecía en buen estado físico.
A una semana de la beatificación de Juan Pablo II, el papa alemán retomó dos temas que caracterizaron el largo pontificado de su predecesor, la defensa de la paz a cualquier precio y la solidaridad con los más débiles. El llamamiento papal estaba dirigido indirectamente a los líderes políticos de Europa, que apoyaron la decisión de la ONU de intervenir en Libia.
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