A esas horas cientos de personas se abarrotaban ya a las afueras de la Casa Blanca celebrando a gritos la noticia que había filtrado media hora antes la cadena CNN.
Casi diez años después del brutal atentado del 11-S que costó la vida a 3.000 personas y cambió para siempre el orden mundial, Obama anunciaba la noticia que siempre quiso contar George W. Bush. ?A los que perdieron a sus seres queridos quiero decirle que nunca hemos olvidado vuestras pérdidas?, expresó a los familiares de las víctimas que todavía ni siquiera tienen un monumento entre los restos del 11-S.
La noticia pudo coger por sorpresa al mundo, pero no a la Casa Blanca. Obama recordó anoche que cuando tomó posesión instruyó al jefe de la CIA Leon Panetta para que su prioridad más alta fuera ?matar o capturar a Osama Bin Laden?. No fue hasta agosto pasado cuando por fin obtuvieron una pista cierta en Pakistán. ?Llevó meses de trabajo rastrearlo?, explicó el presidente, pero la semana pasada por fin llegó el momento. La orden final de matarlo la dió el pasado viernes 29 de abril por la mañana.
Cuando murió Bin Laden no estaba en una cueva de Afganistán, como se ha dicho todo este tiempo, sino con su familia en una mansión de Abbottabad, no demasiado lejos de Islamabad, la capital pakistaní. Las tropas estadounidenses han recuperado el cadáver y lo han identificado. ?Osama Bin Laden ya no es una amenaza para el pueblo estadounidense?, ha dicho un alto cargo de la Casa Blanca.
La primera gran victoria de EEUU en diez años de guerra contra al-Qaeda está siendo celebrada por muchos analistas casi como la muerte de Hitler al final de la Segunda Guerra Mundial, sólo que en esta ocasión es difícil esperar que Al-Qaeda quede desmantelada, ni que EEUU baje la guardia. ?Seremos incansables en la defensa de nuestros ciudadanos, nuestros aliados y nuestros amigos?, prometió el mandatario.
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