En su mensaje de hoy con motivo de la Jornada Mundial del Sida, el Consejo Pontificio de la Salud sostiene también la necesidad de relanzar la lucha contra el prejuicio social contra los afectados y fomentar la proximidad moral, espiritual y, en cuanto sea posible, material a los contagiados y a sus familias.
El dicasterio vaticano recuerda que “todavía 1.800.000 personas mueran cada año a causa del sida”, y subraya que se “trata de personas que podrían haber tenido acceso a la adecuada terapia farmacológica, como los antirretrovirales".
Para el Consejo Pontificio, se registran hoy “muertes ya no justificadas” así como “es injustificable la trasmisión del contagio de la madre al niño".
Además, “si es irrenunciable la extensión de la terapia a todos los pueblos y a todas las franjas de la población”, queda por otro lado la fundamental formación, la educación de todos y, en modo particular, de las nuevas generaciones, de una sexualidad fundada “sobre una antropología ligada al derecho natural e iluminada por la Palabra de Dios". Bajo tales premisas, asegura el Consejo Pontificio, que el mayo pasado dedicó un convenio para la curación del sida, “la Iglesia y su Magisterio piden un estilo de vida que privilegie la abstinencia, la fidelidad conyugal y el rechazo de la promiscuidad sexual".
UN APUNTE
Muertos
Un millón 800 personas mueren al año a consecuencia del VIH, muchas de las cuales por falta de acceso oportuno a las terapias, sobre todo a los retrovirales.
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