Los jueces se pronunciaron en contra de Nicklinson la semana pasada alegando que la eutanasia voluntaria equivale a un asesinato.
Nicklinson, de 58 años, padecía "síndrome de encerramiento" y había descrito su vida como una pesadilla desde que un derrame cerebral que sufrió en 2005 lo dejó paralizado y sin capacidad para hablar.
La policía británica ha dicho que no va a investigar su muerte.
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