"Nuestro ánimo no decae. Diariamente nuestros líderes en tierra, en toma de decisiones, estamos hablando, infundiendo ánimo a la gente", explicó a Efe en entrevista Alfredo Nolasco, gerente de incendios de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) y participante en el operativo.
El funcionario mexicano, enviado al municipio de Múzquiz, es uno de los cientos de personas que, en distintas responsabilidades de coordinación y operación directa, llevan cuatro semanas tratando de contener un incendio que comenzó hace un mes de manera fortuita.
Varios relámpagos caídos en El Bonito y La Sabina, de Coahuila, en una zona de arbustos y matorrales y con una rica fauna animal, desataron un incendio que aún no está controlado y que se combate por tierra y aire, en este último caso con apoyo de Estados Unidos.
"El mayor reto que enfrentamos ante una emergencia como esta es la capacidad de los recursos humanos para poder integrarse de manera muy rápida y cohesionada en una estructura que formalmente no existe", señaló Nolasco.
Explicó que los brigadistas del ejército, de la policía y voluntarios de poblaciones cercanas a la zona del siniestro no bajan la guardia pese a la difícil topografía, una climatología adversa y la enorme sequedad del suelo, que ha facilitado los incendios.
La prioridad para los coordinadores del dispositivo, que cuenta con más de 800 personas pero que aumentará pronto hasta 1.200, es salvaguardar la seguridad de todos ellos.
"No queremos accidentes, no queremos personas que sufran algún evento que pudiera ser lamentable. Desafortunadamente hemos perdido siete combatientes este año", tres en el estado de Yucatán y los otro cuatro en Puebla, Durango, San Luis Potosí y el Distrito Federal.
UN APUNTE
Todavía no hay víctimas
En Coahuila no hay víctimas hasta ahora a pesar de que las jornadas son largas.
El fuego está afectando de manera variable a un ecosistema semiárido donde abundan los roedores, osos negros, conejos y liebres.
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