El doctor Ricardo Martínez Durán, su médico personal, describió ayer como “estable, pero delicado” el estado del Cardenal, de 89 años de edad.
“Confronta todavía ciertas dificultades respiratorias” dijo su médico de cabecera.
Pero el prelado de Puerto Rico se encontraba de buen “ánimo” y compartiendo con sus familiares, aseguró Durán.
En horas de la tarde de ayer, informes periodísticos habían asegurado que los familiares del Cardenal habían acudido al hospital en vista de un empeoramiento de su condición y que habían solicitado que fuese retirado del área de intensivo y colocado en una habitación privada, para ellos poder estar con él por un momento.
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