Los comicios para elegir a los 290 miembros del parlamento constituyen el primer proceso electoral importante desde la controvertida reelección del presidente Mahmud Ahmadinejad en junio de 2009 a la que siguieron protestas multitudinarias acompañadas de represión.
Al margen de quiénes sean los ganadores, es improbable que los comicios resulten en un cambio de políticas en Irán —como el controversial programa nuclear del país— pero podrían perfilar al posible sucesor de Ahmadinejad en 2013.
Debido a que la oposición está sistemáticamente erradicada, las elecciones equivalen a una contienda de popularidad entre los partidarios conservadores del líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, y los que apoyan a Ahmadinejad.
Jamenei, quien tiene la decisión definitiva en todos los asuntos de estado en Irán, dijo que era un "deber y un derecho" de todos los electores iraníes acudir a las urnas, en especial en este momento en que la "nación iraní atraviesa un periodo más delicado" en medio de la confrontación con Occidente. "
Ante las controversias sobre Irán y la intensificación de las amenazas verbales... cuanto mayor número de electores acuda a las urnas, mejor para el país", expresó Jamenei después de que depositara su voto en la mañana del viernes en Teherán.
"La votación constituye siempre un mensaje para nuestros amigos y enemigos", apuntó. Poco más de 48 millones de iraníes están inscritos como electores.
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