"Si el régimen sirio no respeta el límite del viernes al mediodía (09H00 GMT), el comando del Ejército Sirio Libre (ESL) anuncia que ya no tendrá ningún compromiso con el plan Annan y que nuestro deber será defender a los civiles", informó la comandancia del grupo de resistencia armada.
Según los responsables del ESL en Siria, "después de la masacre bárbara de mujeres y niños en Hula (...) ya no hay nada que justifique el respeto a la tregua de manera unilateral porque Asad ha enterrado el plan Annan a la vista de todo el mundo".
El ejército insurgente, compuesto esencialmente por desertores de las fuerzas armadas regionales, hacía referencia a la matanza del pasado 25 de mayo en Hula, en el centro del país, que costó la vida a 108 personas, incluyendo casi 50 niños, según observadores de la ONU.
La oposición atribuyó la masacre a las milicias favorables al régimen, al tiempo que la ONU informó tener "fuertes sospechas" de la participación de esas milicias. El gobierno niega cualquier participación en la tragedia y creó una comisión especial de investigación sobre lo ocurrido.
Los rebeldes reclaman la suspensión inmediata de la violencia, "la retirada de las tropas de zonas residenciales, el ingreso de ayuda humanitaria, la liberación de prisioneros", puntos esenciales del plan de Annan.
Además, piden "la apertura de negociaciones vía la ONU para devolver el poder al pueblo".
En este escenario, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, advirtió sobre el riesgo de una "catastrófica guerra civil" en Siria tras esa matanza.
"Masacres como las que hemos visto el fin de semana pasado pueden sumir a Siria en una catastrófica guerra civil, una guerra civil de la cual el país nunca se recuperará", dijo Ban durante el foro de la Alianza de Civilizaciones que se lleva a cabo en Estambul.
Ban exigió al gobierno sirio que acate el plan de paz acordado con Annan. "Le pido al gobierno de Siria que cumpla su compromiso con el plan de paz de Annan", afirmó.
Los 15 países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, que se reunieron el miércoles, siguen divididos sobre cómo convencer al gobierno de Damasco de respetar la tregua.
Diversos países occidentales negocian la adopción de una nueva ronda de sanciones pero Rusia ya dejó claro que no cambiará su posición sobre el tema, a pesar de las presiones.
"La posición de Rusia es bien conocida. Es equilibrada y constante. Por ello no creemos que sea apropiado hablar de un cambio de posición ante la presión", dijo Dimitri Peskov, portavoz del presidente ruso Vladimir Putin.
Ya el miércoles Rusia había considerado "prematuro" que la ONU tome cualquier decisión sobre Siria tras la matanza de Hula.
Por su parte, la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, criticó la resistencia de Rusia a aceptar acciones de la ONU para presionar a Siria y advirtió que ello puede contribuir a una guerra civil en ese país.
Los rusos "me dicen que no quieren una guerra civil (en Siria). Yo les he dicho que su política contribuirá a una guerra civil", dijo Clinton ante un auditorio de estudiantes Copenhague, la capital danesa.
"Tenemos que contar con los rusos, porque nos enfrentamos a terribles peligros", dijo la secretaria de Estado.
Para la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Susan Rice, es "el peor escenario el que parece ahora el más probable", marcado por una escalada de la violencia, "una crisis regional importante" y la muerte del plan de Annan.
Mientras tanto, las fuerzas regulares mantenían por tercer día consecutivo los ataques a Hula y también a la localidad de Taldo, informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Según la OSDH, los combates y las operaciones de represión dejaron la víspera un saldo de 73 personas muertas, en su mayoría civiles.
La televisión estatal siria informó el jueves que el gobierno decidió liberar a 500 personas que se encontraban detenidas. Esas personas estaban "implicadas en los eventos en Siria pero no tenían sangre en las manos", afirmó la red de TV.
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