Nueve años después de "Dogville", del polémico cineasta danés Lars Von Trier, Kidman regresa al certamen oficial de Cannes en la piel de una "Barbie hipersexualizada", con peluca rubia, uñas fresa y largas pestañas postizas, en un drama policial del realizador de "Precious".
La superestrella de 44 años demuestra que sabe actuar, y la escena en la que provoca un orgasmo a un preso sentado a varios metros de distancia frente a ella, sin roce de piel, alimentó los chismorreos de los críticos en los corredores del Palacio de Festivales de Cannes. Esa escena sería un desafío para cualquier actriz, pero la actriz lo logra a la perfección.
"Buscaba personajes más crudos y peligrosos", explicó Kidman en una rueda de prensa en Cannes, en la que dijo que no le había incomodado hacer esa escena.
"No me incomodó en absoluto", dijo la actriz. "Pero aún no he visto la película", señaló, suscitando risas en la sala. Ambientada en el sur de Florida e interpretada por Mathew McConaughey, Zac Effron y John Cusack, la película de Daniels es una adaptación de la novela policial del escritor estadounidense Pete Dexter, publicada en 1995.
Narra la historia de dos periodistas que investigan el caso de Hillary van Wetter, un hombre que espera su ejecución, tras ser condenado por haber asesinado a un sherif, y que mantiene correspondencia con Charlotte Bless (Nicole Kidman).
Para hacer liberar al hombre que no conoce, encarnado por John Cusak, Nicole Kidman -que viste en el filme minifaldas o pantalones brillantes, y en la conferencia de prensa un elegante traje rojo- se hace ayudar por dos periodistas de investigación, cada uno con un pasado oscuro.
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