Manuel Valle, de 61 años y de origen cubano, fue ejecutado por inyección letal por el asesinato del oficial Luis Peña, quien había hecho detenerse a Valle por llevarse una luz roja en 1978.
Valle fue declarado muerto a las 7:14 p.m.
Valle, atado a la camilla en la cámara de ejecución, optó por no hacer una declaración final.
Sí solicitó una última cena: pechuga de pollo frita, arroz blanco, pan con ajo, una Coca-Cola y una tarta de melocotón. Comió la mayor parte de su cena.
Temprano en la mañana, recibió la visita de familiares durante tres horas: las primeras dos horas, sin contacto físico con ellos; y después, durante una hora, con contacto físico con tres personas: una sobrina, una hermana y su hija, Rebecca, que tenía 2 años cuando Valle fue detenido.
En la tarde, Valle se había reunido con un capellán católico laico.
“Está muy tranquilo”, dijo Gretl Plessinger, portavoz del Departamento de Correcciones, refiriéndose a Valle dos horas antes de la ejecución.
La ejecución ocurrió como estaba previsto. Valle tenía recursos de última hora pendientes ante la Corte Suprema de Estados Unidos, pero ésta no se pronunció a favor de retrasar o bloquear la ejecución antes de las 4 p.m.
Como familia del preso condenado, los parientes de Valle no pudieron presenciar la ejecución. Pero se esperaba a algunos de los familiares de Peña, así como a agentes actuales o retirados de la policía de Coral Gables.
Un par de ex compañeros de Peña en la policía de Coral Gables llegaron a la prisión el miércoles como una muestra de solidaridad. Entre ellos se encontraba Harry S. Pickering, un teniente retirado de la policía que estaba trabajando el 4 de abril de 1978, la noche en que Peña fue asesinado a tiros.
“Me alegra que el día de hoy haya llegado finalmente”, dijo Pickering, quien describió a Peña como “un buen hombre y un magnífico agente”.
Aunque se esperaba a algunos manifestantes en la calle de la prisión, como es típico antes de las ejecuciones, nadie se había presentado un par de horas antes del momento programado para llevarla a cabo.
Valle fue el primer preso ejecutado en la Florida con pentobarbital como parte de la inyección letal. El estado cambió su protocolo sobre la droga a comienzos de este año para incluir el sedante, que tiene la finalidad de dejar inconsciente al preso.
Dos fármacos más lo paralizan, y luego detienen su corazón.
La Florida solía utilizar otro anestésico, el thiopental de sodio, en sus inyecciones letales. Pero la compañía que hizo el medicamento suspendió su producción porque no quería que se utilizara en ejecuciones.
El fabricante danés del pentobarbital, Lundbeck, también le ha pedido a la Florida que no utilice su producto en inyecciones letales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nos alegra que nos visites gracias Gracias, por sus comentarios