La moneda que más se ha apreciado en el mundo es el tugrik, de Mongolia,
gracias al boom de la economía de ese país, que tuvo un récord de 1,400
millones de dólares de inversiones extranjeras directas en 2010, en cobre, oro
y carbón, y a la insaciable hambre de materias primas de su vecino, China.
El tugrik terminó 2010 15% arriba en comparación con el dólar
estadounidense, superando el desempeño de las monedas del mundo y acercándose
sólo al rand sudafricano, que tuvo una apreciación de 14%, y al dólar
australiano, que creció 13%.
Según una publicación de la revista Fortune, los vastos depósitos minerales
de Mongolia, sobre todo de cobre, oro y carbón, han ayudado a aumentar de una
forma sin precedentes la demanda del tugrik.
"Cuando llegué a Mongolia hace siete años, acababan de descubrir todos los
depósitos, y había un gran alarde porque Mongolia estaba, literalmente, sentada
sobre una mina de oro", dice Christopher de Gruben, que fundó en 2004 la
compañía Make a Difference Corporation Services, una compañía con base en
Mongolia que se especializa en la renovación de hogares de la era de la Unión
Soviética y de la búsqueda de reubicaciones corporativas.
Al igual que muchos inversionistas, Gruben tiene esperanzas, no sólo asombro,
del enorme potencial minero del país, y del "boom que está por darse":
Según publica Fortune, el tugrik se ha convertido rápidamente en lo mejor
que alguien haya visto. La mayoría de los bancos grandes de Wall Street no
siguen el tugrik, y pocos economistas o analistas llevan registro del territorio
rodeado de otros territorios, que al norte hace frontera con Rusia, y al sur con
China. No es que haya sido fácil.
Algunas partes del país aún operan bajo un sistema informal de trueque,
pagando por todo, desde comida o ropa, con ganado y otros bienes. Apenas en
2009, el Parlamento de Mongolia cerró una laguna jurídica, permitiendo el uso de
cualquier moneda para hacer transacciones locales. Ahora el tugrik debe ser
usado para la mayoría de las transacciones nacionales.
Fortune plantea que es difícil no preguntarnos si Mongolia puede ser
considerada en verdad una nueva frontera o simplemente una luz temporal para los
inversionistas que quieren volverse ricos de inmediato.
"La gente se está enriqueciendo rápidamente", dice Gruben, señalando la
tienda de Louis Vuitton, que abrió en la capital de Mongolia, Ulan-Bator, en
2009, como una evidencia. "Hay toda una carrera sobre quién tiene el auto más
veloz y quién tiene más dinero aquí".
Zoom
Un país pobre
Mongolia es una de las varias economías relativamente pobres que han visto
cómo crece su moneda a medida que el precio de las materias primas rebota, sobre
todo, gracias a la demanda de China. El precio del cobre, la exportación maestra
de Mongolia, cayó hasta 65%, de 8,700 dólares por tonelada en abril de 2008, a
3,000 dólares por tonelada en marzo de 2009. Desde entonces se ha recuperado con
fuerza, pues ahora se espera que esta materia prima se comercie a 11,000 dólares
dentro de algunos meses, según Goldman Sachs.
Por eso no es ninguna sorpresa que los inversionistas hayan intentado
beneficiarse de un rendimiento de los buenos tiempos. Las inversiones
extranjeras directas superaron los 1,400 millones de dólares en 2010.