¿Su hijo es rebelde o independiente?

La propia etapa de la adolescencia se caracteriza por cambios. Parte de estos cambios es la búsqueda de la individualización de aquellas personas que están más cercas: los padres.
La afirmación la hace la psicóloga Arisleydi Sánchez, quien detalla la etapa de la adolescencia que muchos padres califican de difícil. Dice que los que los padres llaman rebeldía a las actitudes que ponen de manifiesto los adolescentes, como cuestionar todas las decisiones, contradecir las opiniones de los padres, contestar de forma cortante, responder con monosílabos, oponerse a las reglas y tratar de desafiar y desobedecer lo que les es impuesto. “Al final de cuenta la rebeldía no es más que buscar diferenciarse de sus propios padres. Esta etapa de por sí es bastante confusa para los propios jóvenes, porque experimentan muchos cambios a la vez, cambios físicos, hormonales, en el estado de ánimo, etc” agregó la profesional del Centro Vida y Familia.
Sánchez dice que lo que motiva las actitudes de los adolescentes es que quieren hacerse sentir, que sus opiniones sean escuchadas y que se les tome en cuenta a la hora de decidir. La búsqueda de la independencia, es uno de los factores que se podría confundir con rebeldía e indisciplina –explica la profesional que tiene un máster en psicología clínica infanto juvenil. “Se van alejando del sistema de protección y dependencia que le ofrecen sus padres y madres y van tratando de encontrar su identidad, de entrar en el mundo adulto. Esto viene con exigir su libertad, quieren horarios más extendidos, que les permitan ir a más sitios, quieren menos control, libertad a la hora de vestirse y peinarse, en fin, la mayoría de las discusiones giran en torno a los nuevos privilegios que exigen”.
Cómo manejarlo
Lo primero que los padres y madres deben hacer es informarse sobre la etapa de la adolescencia. Cuando se sabe lo que se debe esperar del hijo es mejor manejarlo y se logra ser más paciente.
- Negociar es la clave número uno. Se debe tratar de buscar un punto medio en las decisiones, no ser tajantes y explicarles el porqué de las cosas. Que sientan que se quiere ser justos con ellos.
- Escucharlos. Aún sabiendo de antemano que no cambiaremos de opinión. Se debe admitir su derecho a opinar y decir lo que siente y piensa.
- No cuestionar, ni negar sus emociones. Si está molesto o triste o muy excitado deje que se exprese, no le diga que no ha pasado nada o que no tiene razones para ponerse de tal o cual forma. Los padres deben entender que ya llegó el momento de reconocerles y respetarle que todo o nada pueden provocarles un gran malestar a ellos.
- Dele responsabilidades. Que vivan que la independencia y autonomía viene con algo más que los privilegios que exigen.
- Permítale que tome sus decisiones. Como la ropa en que se va a poner, la manera de peinarse o la hora de acostarse. Siempre orientándolos que hasta las libertades viene con cierto tipo de limitaciones.
- Minimice las críticas lo más que pueda. Corríjales y ponga límites claros, pero no se envuelva en criticar todo lo que su hijo/a hace o piensa.