noreste de Estados Unidos, saltó a la luz pública en los últimos días porque
tiene la planta nuclear en funcionamiento más antigua del país y, según algunos,
también la más peligrosa.
Lacey, que toma el nombre de un general de la guerra de independencia, es esa
clase de pueblos estadodounidenses que muy pocos fuera de esa localidad costera
conocían antes de que un terremoto y un maremoto devastaran Japón el 11 de marzo
y desataran una crisis nuclear que perdura. Bajando por la calle desde un
restaurante de estilo años cincuenta y tras atravesar un puente que los
habitantes usan para pescar, se emplaza la planta nuclear Oyster Creek. La
planta usa un reactor GE Mark I de ebullición de agua idéntico a los que
perdieron energía en la planta japonesa de Fukushima. El resultado fueron fallas
en la refrigeración que amenazan con un desastre nuclear mayor. Activistas
antinucleares estadounidenses y muchos residentes de Lacey y de las zonas
aledañas están preocupados de que un desastre similar ocurra en Oyster Creek. Y
no se necesita un terremoto ni un tsunami.
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