la ciudad de Christchurch a la hora de mayor actividad el martes, provocando el
derrumbe de altos edificios e iglesias, cuyos escombros cayeron sobre las calles
congestionadas por el tráfico, aplastaron autobuses y por lo menos 65 personas
murieron en uno de los peores desastres naturales del país.
Es el segundo terremoto que afecta Christchurch, una ciudad de 350.000
habitantes en cinco meses, aunque el terremoto de 6,3 del martes causó mayor
destrucción que el sismo de septiembre que fue más fuerte. Más de 100 personas
entre ellos una docena de estudiantes japoneses, se cree que han quedado
atrapados entre los escombros mientras caía la noche del martes, en medio de
llovizna.
``Estamos ante un escenario de absoluta devastación'', dijo el primer
ministro John Key después de regresar apresuradamente a la ciudad horas después
del terremoto. Indicó que la cifra de muertes es de 65, y podría aumentar. ``Es
probable que seamos testigos del día más sombrío de Nueva Zelanda'', destacó.
Imágenes de video mostraban edificios desplomados uno encima de otro,
mientras que a otros se les habían derrumbado las paredes sobre las calles, que
quedaron cubiertas de ladrillos y trozos de concreto. Las veredas y las pistas
quedaron agrietadas y separadas, mientras que miles de residentes aturdidos,
deambulaban gritando y llorando por las calles en medio del ulular de las
sirenas. Grupos de voluntarios ayudaban a personas que habrían sufrido heridas
sangrantes, mientras que otros eran trasladados en vehículos privados y en
camillas improvisadas de alfombras o pedazos de materiales de los mismos
escombros.
El alcalde de Christchurch, Bob Parker, declaró estado de emergencia y
ordenó que los residentes evacuaran el centro de la ciudad. Fueron emplazados
soldados para ayudar a la gente a movilizarse y para formar cordones de
seguridad en las áreas afectadas, informó el vice primer ministro, Bill English.
``Este será un día muy negro para esta ciudad'', agregó Parker. Radio
New Zealand informó por su parte que el personal que labora en su sala de
redacción en Christchurch tuvo que aferrarse a sus escritorios durante el sismo
mientras caían cajones de archivadores.
El aeropuerto interrumpió sus actividades y el hospital de la ciudad fue
evacuado. Los cables de la electricidad y teléfono habían caído en algunas
partes, y las tuberías del servicio de agua potable se reventaron, llenando las
calles de agua. Algunos vehículos que aparentemente estaban estacionados al
costado de las aceras quedaron enterrados bajo los escombros.
Algunas personas quedaron atrapadas en edificios de oficinas y los
bomberos subieron con escaleras para evacuar a las personas atrapadas en los
techos de esos edificios para llevarlos a lugares seguros.
``Los detalles son muy preliminares. El gran temor, ciertamente es que
este sismo ocurrió en un momento en el que la gente se dirigía a sus trabajos,
en una zona muy poblada, con gente en sus empleos, con los niños en las
escuelas. Por desgracia, no puedo descartar que hayan ocurrido fallecimientos'',
dijo el primer ministro al Parlamento.
En número
350,000
Habitantes tiene Christchurch, la zona afectada por el temblor.
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