FILADELFIA, PA--Mientras en los países de América Latina los trabajadores suelen "celebrar" su día el primero de mayo protestando por las condiciones laborales y quemando banderas de Estados Unidos (porque algunos sindicatos insisten en que la causa de todos los males latinoamericanos es el "imperialismo yanqui"), aquí se celebra el primer lunes de septiembre pasando un puente festivo en familia y con amigos.
Sin embargo, el 9,1 por ciento de los estadounidenses no tuvo razones reales para compartir la fiesta nacional.
Según el más reciente informe del Departamento de Trabajo, en agosto marcó una curva en la tendencia que marcaba una lenta pero contínua reactivación de las fuentes de empleo en Estados Unidos.
Hoy, el panaroama en Filadelfia es peor que la media nacional con un 11 por ciento de la población local desempleada.
En efecto, el tema del desempleo fue una de las razones por las que cerca de 2 mil personas se reunieron ayer en la sede del sindicato de trabajadores de la fábrica Sheet Metal, en el sur de Filadelfia, para recordarle a todos los sectores públicos y privados el papel histórico que los sindicatos de Estados Unidos han jugado en la consecución de derechos laborales.
En un contexto de rifirrafe entre el gobierno de Barack Obama y la oposición republicana, los trabajadores se encuentran en la mitad de las discusiones sin que se los tome en cuenta.
El representante demócrata por Pensilvania, Bob Bradley, hizo un llamado a los sindicatos para que no abandonen su lucha y entren en el debate por la generación de empleos.
Mientras Barack Obama se prepara para revelar este jueves, en el inicio de las sesiones del Congreso, su próxima estrategia para incentivar el empleo, políticos como el alcalde Michael Nutter hicieron un llamado al mandatario y los republicanos para que dejen de lado el partidismo y pongan manos a la obra.
Pete Matthews, presidente del Concejo del Distrito 33 de la Federación Americana de Empleados Estatales, del Condado y Municipales, dijo sobre el primer mandatario que "tiene que mostrar seriedad y resultados de sus negociaciones con la oposición" en la materia.
Por su parte, Bradley se mostró pesimista frente al papel de los republicanos en el Congreso. "Son el partido del no, votarán en contra de [cualquier iniciativa]. Esa no es manera de dirigir un país".
Mientras se define el futuro laboral de millones de personas, los sindicatos seguirán reivindicando el derecho al trabajo y exigiendo a la clase política que cumpla con su labor de crear mejores condiciones de vida para el pueblo estadounidense.
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